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divendres, 1 de juliol del 2011

Inongo-Vi-Makomé

Inongo-Vi-Makomé (entrevista realizada por Ilaria Rossini, mayo-junio 2011, Bologna-Barcelona)
Inongo-vi-Makomé, de etnia batanga, nació en Lobé (Kribi), en Camerún, en 1948. Estudió en su ciudad natal, luego en Santa Isabel (Guinea Ecuatorial), Valencia y Barcelona, donde llegó al principio de los años Setenta y donde reside actualmente. Se matriculó en la Facultad de Medicina, pero abandonó los estudios para dedicarse a su grande pasión, la literatura, como testimonia la variedad de sus obras.
Entre ellas destacan: las novelas Rebeldía (1997) e Nativas (2008); los ensayos España y los negros africanos. ¿La conquista del Edén o del Inferno? (1990), La emigración negroafricana. Tragedia y esperanza (2000),Población negra en Europa. Segunda generación. Nacionales de ninguna nación (2006); los cuentos Akono y Belinga. El muchacho negro que se transformó en gorila blancoDanga y el tamborBemamaLos reyes de ZookalaLa asamblea de los animales de ÁfricaEl tonto y el espejoMaleEl castigo de dios solLa princesa de las cataratas, El sueño de Mahèmò y la colección Historias de una selva africana para Muna (2011); las obras teatrales Muna Anjambe (La hija de Dios) e Bwee o Ititi (Una lucecita en la oscuridad). Como intelectual participa en seminarios y conferencias sobre África. Ha colaborado y colabora con varios medios de comunicación, tales como el diario «La Vanguardia» y «El Periódico» de Barcelona. 
(Ilaria Rossini, junio 2011) 
Italiano:
Inongo-Vi-Makomé, di etnia batanga, nacque a Lobé (Kribi), in Camerun, nel 1948. Studiò nella sua città natale, poi a Santa Isabel (Guinea Equatoriale), Valencia e Barcelona, dove arrivò all’inizio degli anni Settanta e dove vive attualmente. Si iscrisse alla Facoltà di Medicina, ma abbandonò i suoi studi per dedicarsi alla sua grande passione, la letteratura, come testimonia la varietà delle sue opere. Tra queste spiccano: i romanziRebeldía (1997) e Nativas (2008); i saggi España y los negros africanos. ¿La conquista del Edén o del Inferno?(1990), La emigración negroafricana. Tragedia y esperanza (2000), Población negra en Europa. Segunda generación. Nacionales de ninguna nación (2006); i racconti Akono y Belinga. El muchacho negro que se transformó en gorila blancoDanga y el tamborBemamaLos reyes de ZookalaLa asamblea de los animales de África, El tonto y el espejoMaleEl castigo de dios solLa princesa de las cataratasEl sueño de Mahèmòe la raccolta Historias de una selva africana para Muna (2011); le opere teatrali Muna Anjambe (La hija de Dios) e Bwee o Ititi (Una lucecita en la oscuridad). Come intellettuale, partecipa a seminari e a conferenze riguardanti l’Africa. Ha collaborato e collabora con diversi mezzi di comunicazione, tra cui il quotidiano «La Vanguardia» e «El Periódico» di Barcellona. 
- ¿Puedes explicar en breve las experiencias de vida que te han llevado a dejar tu país natal, Camerún, para trasladarte a Guinea Ecuatorial y después a España?

- Es bastante fácil. Guinea Ecuatorial es un país hermano y vecino de Camerún. Mis padres que se habían trasladado allí por razones de sus pequeños negocios, me pidieron luego que yo también me trasladara allí. Y aunque al principio me resití, acabé sin embargo por aceptar. Dejé los estudios en francés, y los fuí a empezar en castellano. Esto lógicamente me causó cierto retrazo en los estudios. Y una vez en Guinea, al cabo de pocos años, la situación política se deterioró, y mis padres decidieron mandarme a España, entre otras cosas, porque entonces los giros de dinero pasaban con facilidad. Fue así.
- ¿Cuál es tu relación con el español, lengua de tu país de acogida y a la cual recurres para escribir tus obras?

- Mi relación con el español es un poco accidental. Siempre digo que me gustaría escribir en cualquier lengua de mi país, pero no puede ser, entre otras cosas porque venimos de la cultura puramente oral. Por lo que utilizo el español para intentar comunicarme. Verás, un gran sabio africano, Amadou Hampaté Bâ, dijo : «Una cosa es la escritura y otra el saber. La escritura es la fotografía del saber, pero no es el saber. El saber es una luz que está en el hombre. Es la herencia de todo aquello que nuestros antepasados han podido conocer y que nos han transmitido» ; desde el primer momento, no hago sino intentar prestar el «aparato de foto que es el español», y fotografiar mis experiencias, para dejar constancias de ellas, basándome, como es natural, en lo que vengo aprendiendo de mis antepasados. 
- En tus obras aparecen los rasgos de la oralidad típica de la cultura africana (expresiones coloquiales, palabras en algunas lenguas africanas, proverbios, inserción de breves cuentos), y aunque tu actividad literaria abraza diferentes géneros textuales, tú te defines de todas formas un “cuentista”, ¿por qué ?

- La oralidad de la cultura africana es una realidad que está allí. Es la base de nuestra literatura, es decir de todo nuestro saber. Y muchos de nosotros nos nutrimos de ella. Me gusta definirme como cuentista, porque en nuestros cuentos tradicionales, encontré todos los géneros literarios que otros tenían por escrito: ensayo, novela, cuento, teatro, etc. Lo que yo escribo, ya sea, teatro, ensayo, novela o cuento, son para mí simples cuentos largos o cortos. 
- Con tu primera novela, Rebeldía, enfocas la atención sobre una etapa particular del fenómeno migratorio, o sea el regreso en patria del protagonista camerunés Essopi, después de veinte años transcurridos en Barcelona. ¿Se pueden comparar las emociones sentidas por Essopi a las que has sentido tú mismo en ocasión de tu primer viaje de regreso a Camerún? ¿Qué nos puedes contar sobre esta experiencia?

- Rebeldía, no es mi autobiografía. Sería acaso la autobiografía de toda una generación, la mía. La que tuvo que purgar un exilio obligado. Verás, algunos críticos occidentales nos tachan a los escritores africanos de escribir sus biografías en nuestras novelas. No creo que sea así. Como decía, algunos como yo nos nutrimos de la cultura oral de nuestros ancestros. Y el narrador africano, siempre al contar el cuento, lo hace como si hubiese sido testigo de la historia que narra. Muchas veces he descortado a los niños en los colegios cuando les narro cuentos. Al finalizar, digo, “así los he dejado, y así he venido...” Por lo que los niños, aunque con cierta timidez, suelen preguntarme si la historia que he contado es verdad... Rebeldía como cualquier otra obra mía queda dentro del estilo de esa literatura. Los creadores de nuestros cuentos, exponían el conflito, luego al final tan sólo insinuaban una posible solución o salida, pero sin nunca obligar a nada. Rebeldía es el conflicto que muchos de mi generación vivimos. Por eso al final, como cuentista que soy, insinúo una posible salida para que las generaciones futuras no sufran lo que pasamos nosotros. La posible salida, son las revueltas en los tres países. Yo escribí la novela hace más de diez y siete años, y se ha visto esas revueltas casi calcadas en el norte de África. Cuando salió mi novela, se decía que yo pretendía una utopía, pero esa utopía se ha hecho realidad en otro lugar de mi continente. Si te acuerdas de la novela, verás que la rebeldía que preconizan Essopi y sus compañeros es idéntica a la que hemos vivido estos últimos meses en Egipto y Túnez. Porque igual que en mi novela, pilló a las autoridades de sorpresa, lo mismo que las potencias de Europa. 
- Citando a Abdelmalek Sayad, la novela habla del concepto de la “doble ausencia”, o sea Essopi vive una crisis de identidad, que lo lleva a preguntarse: “¿Quién soy y de dónde vengo?” (p. 37), y percibe así el peso de sentirse un extranjero no sólo en el país de llegada, sino también en patria. ¿Tú también, en tus periódicos viajes de regreso a Camerún, sufres esta sensación de extrañamiento?

- En mis modestos trabajos, siempre he clasificado le e/inmigración en dos: La voluntaria y la obligada. La primera es cuando un individuo abandona su lugar de residencia voluntariamente y se traslada a donde él quiere. La segunda, es cuando el lugar donde reside el inviduo ya no le garantiza ninguna seguridad, y éste se ve obligado a abandonarlo. La e/inmigración de muchos de nosotros, obedece a esta segunda causa. En ella el individuo se marcha sin sus raíces. Su cuerpo suele estar presente donde ha emigrado, pero su alma vaga siempre en su tierra natal. Por lo que termina viviendo en lo que vengo denominando, como «vivir en la provisionalidad». Y cuando vuelves tiempo después, acabas descubriendo con tristeza que ya ni perteneces a tu tierra, ni adónde emigraste. Acabas siendo casi extranjero en ambas partes. 
- ¿Cómo vives, en cambio, la condición de extranjero en la ciudad de Barcelona? ¿Sientes el peso del racismo, argumento sobre el cual te interrogas a menudo en tus ensayos? 

- En Barcelona, o en España en general, a pesar de los años que llevo aquí, vivo como un extranjero. Es mi condición. El racismo nunca me ha preocupado. No me inmportan los racistas. Siempre he creído que nadie debe transmitirme su problema. El odio o lo que sea del racista, es su problema, no el mío. Pertenezco a una gran raza, la raza negra. Y a pesar de la distorsión de la realidad de la historia en que se han dedicado los blancos a lo largo de estos tiempos, sabemos que pertenecemos a un gran pueblo y a una gran cultura, a pesar también de nuestra situación actual. Así que te digo la verdad, nunca me ha importado ningún racista. Para que me preocupara o me importara lo que piensa un racista de mí, sería que yo quisiese ser blanco. Y yo nunca he querido ser más que lo que soy, es decir un negro africano.
- En Población negra en Europa. Segunda generación Nacionales de ninguna nación has escrito que los hijos de los africanos que viven en Europa no tienen una ubicación clara en la vida, porque ni son africanos, ni son europeos; para tí, ¿cómo se puede soluccionar esta situación? ¿Qué opinas sobre la segunda generación de inmigrados en España?

- Bueno, cuando escribí ese libro, después de muchas investigaciones, pude llegar a esa conclusión. Verás, cuando un niño blanco nace y crece en África, no se siente de África, sino del país de Europa que pertenece a su padre. Europa es superior y él quiere pertenecer a lo que se considera superior. Nuestros hijos que nacen en Europa, debido al desprecio que se tiene de África, ellos intentan rehuir de su pertenencia. Todas las noticias e imágenes que emiten los medios de comunicación de Europa sobre África negra, son negativas. Es lógico entonces que nuestros hijos, que forman la segunda generación no quieran identificarse con nuestro continente. No sería así si África adquiriese algún poder o importancia, como así será algún día. Por otra parte, si bien quieren ellos identificarse con el país de Europa donde han nacido y viven, los nativos blancos no les dan esa oportunidad. De allí el título de ese libro del que hablas: “Segunda generación o los Nacionales de ninguna nación”. A muchos de ellos, sus modelos o referencias, son los negros o afroamericanos. Por otra parte, después de mi libro, un estudio de la Universidad de Comillas sacó una conclusión parecida con la segunda generación de latinoamericanos... Esa situación, es como lo vengo diciendo, más preocupante en España. “La cultura de caridad” que domina en lo que llamo los países de cultura hispana y lusa, agrava el problema. Esta cultura de caridad española y lusa, creo que proviene de la religión católica. Suelo decir que cada español lleva una sótana dentro de sí. Preocupa porque esa cultura anula la personalidad del individuo que se encuentra en esas condiciones. Me refiero en las condiciones de ser el débil y el pobre del momento y del lugar. No sé por qué, pero esa cultura le anula completamente como persona, y acaba creyendo y aceptando que su condición es sólo esa, la de ciudadano de segunda, tercera o cuarta categoría. No se queja, ni se rebela nunca. Fíjate en los negros de Latinoamerica. Tanto los de Brasil, como los de Venezuela, etc., se hacen invisibles. Ellos mismos huyen de su condición de ser negros. No quieren ser negros. Desde dentro y fuera, y se ve que todo marcha bien. Todo el mundo está feliz. En fin, que es largo de explicar, pero el ejemplo está allí. Saqué el tema a relucir cuando ví que nuestros hijos copiaban esos esquemas. España pregoniza la integración de los inmigrantes, pero esta integración es si la miras bien, una especie de asimilación. Un intento de querer que el otro sea como él, pero en la marginalidad. Por eso la denomino como, “la integración legal en la marginalidad”, donde los asimilados marginados nunca saldrán de esta marginalidad, y lo que es aún peor, nunca se rebelarán porque no se darán jamás cuenta de su injusta situación. Como pasa en Latinoamerica. 
- Otro tema central de Rebeldía es encerrado en el título mismo. ¿Puedes exponer en breve este concepto de rebelión?

- No creo que el africano deba actuar o luchar contra la supremacía europea. El negro africano debe luchar y actuar contra sí mismo. Debe intentar ganar a sí mismo, no a los otros. El hombre blanco no es el problema, sino nosotros mismos. Verás, nuestra situación es como la de una persona encerrada en una jaula, y que no hace más que gritar a su carcelero que lo libere. Pero lo que ignora es que éste ya no le puede liberar, no porque no quiere, sino simplemente porque ya no puede. Porque como digo, toda injusticia crea dos cárceles, una para el opresor, y la otra por la víctima. La víctima seguirá creyendo que las llaves de su libertad se encuentran en las manos de su carcelero. Ignora que al encerrarle, el carcelero se ha encerrado también él mimso. Sólo la víctima, ella misma debe luchar para intentar romper sus cadenas, para con el tiempo poder incluso romper las de su verdugo y liberarle a él también. Así que para mí, nuestro problema no es la supremacía del hombre blanco. Cuando con el tiempo descubres que esta supremacía es puramente material, llegas a despreciarla, y no te preocupa ya como tal. 
- Me parece emblemático el título de tu segunda novela, Nativas, que carga el acento en el autóctono, mientras que en la mayoría de las obras de los escritores migrantes, desde el título, se pone de relieve la figura del extranjero o las vicisitudes relacionadas con su experiencia migratoria. De hecho el objetivo central de este libro es el de echar luz sobre la invisibilidad de los inmigrados en las sociedades europeas, pero a partir de la acititud negativa y reprobable de dos mujeres españolas, que deciden pagar a un inmigrado para satisfacer sus deseos sexuales. Para mí, desde esta vicisitud emergen dos aspectos: por un lado la acción despreciable de las dos protagonistas, que rebajan la dignidad del hombre africano, pero por otro se acaba el sentido de rechazo y de desprecio hacia el negro por el color de la piel. ¿Qué opinas?

- Como bien dices, en Nativas, he querido demonstrar la invisibilidad del inmigrante en una sociedad donde aporta lo mejor que tiene y puede, pero en cambio los beneficios de su aportación se mantienen sólo en la invisibilidad. Vivo desde hace muchos años en Europa. He visto como países como España han venido transformándose y brillando de belleza. En todo ello contribuyó una parte de la aportación de los inmigrantes, pero nunca he oído palabras de elogio hacia ellos. Sólo silencio o desprecio. Como sabes, soy un cuentista, y como tal, me gusta dejar constancia o las crónicas de lo que voy viviendo. Cuando leo o escucho los cuentos tradicionales de nuestros antepasados, encuentro lo mismo. Era importante que “fotografiara” esa curiosa situación de los inmigrantes africanos en Europa. Si crees que la actitud de las dos protagonistas es despreciable, pues también lo es la de todos los que han benefiaciado del trabajo de los inmigrantes en Europa, y nunca se les han reconocido su aportación. Porque utilicé este aspecto sexual de las mujeres, como podría haber narrado lo que pasa con los inmigrantes que trabajan en la hosteleria, en el campo, en la construcción, etc. El inmigrante pobre es rechazado y despreciado, a pesar de lo mucho que aporta y llega a cambiar la situación social de su amo. Aquí, no es tanto el problema de piel, lo que me interesaba, sino ese problema humano donde el pobre del momento y del lugar no suele sino recibir desprecio y la invisibilidad de su aportación. Y como has visto, hacia el final, insinuo si, sólo se valoraría la aportación de los inmigrantes cuando por cualquier motivo, los beneficiarios de su energía corran el peligro de quedarse sin los frutos o beneficios de su energía... 
- En las páginas de tus obras afloran muchas referencias a las tradicciones africanas, índice de una fuerte relación que mantienes con tus orígenes. ¿Cultivas todavía los rasgos de tu cultura, entrelazándoles con los rasgos de aquella europea? ¿Quieres hacernos algunos ejemplos?

- Como te dije antes, formo parte de esa e/inmigración que llamo obligada o frozada. Vivo en Europa, pero mi alma siempre ha estado en mi África negra natal. Lo reconozco. De vez en cuando viene a visitarme y a convivir unos momentos con mi cuerpo, pero luego vuelve. Se marcha allí en nuestra selva. Por eso encuentras y encontrarás siempre esos rasgos africanos. Suelo decir que algunos venimos a Europa a buscar lo que yo llamo, el “otro saber”, no la riqueza material del hombre blanco. Ese saber queríamos mezclarlo con el nuestro auténtico, no borrarlo. Admiro mucho las conquistas del hombre blanco, sobre todo en el aspecto material, pero no son suficientes para hacerme olvidar mi vida africana. Todo lo contrario. Como ejemplo te diré que algunas veces en vez de contestar a una pregunta, narro un cuento y doy por contestada la pregunta. Así se hace o se hacía en África. 
- La escritura de migración en España es un ámbito todavía bastante inexplorado, de hecho no recibe la debida atención por parte de los lectores y de los grandes editoriales. Como voz directa dentro de este contexto literario, ¿puedes explicarnos esta problemática?

- La escritura de la migración es inexplorada en España. Es verdad, y creo que así será durante muchos años. O por lo menos no creo que algunos como yo lo veamos cambiar. Una vez hace años, mientras renovaba mi tarjeta de Residencia, un policía me amenazó, diciendo que yo no había venido a España a escribir. Para ese policía y para muchos como él, los que son como yo sólo podemos venir aquí a hacer los trabajos que rechazan los nativos. Esa es la problemática. Somos inmigrantes, y tan sólo así se nos ve y se nos valora, tanto los editores como los lectores. Nuestro aspecto exterior ya lo dice todo. Verás, oí una vez que a un escritor africano al que preguntaron su relación con el francés, dijo que él se acostó con el francés y le nació un bastardo. Yo suelo decir que una vez me casé con el castellano y me están naciendo hijo/as mulatos/as. Si mis compañeros de Guinea Ecuatorial, que son de cultura hispana, tienen dificultades como lo has podido observar, yo las tengo doble. Soy como un intruso. Me considero como un hijo bastardo en el ámbito español, y aunque yo me haya enamorado y “casado con el castellano”, y me nacen hijos mulatos. No por ello ignoro mi situación de intruso o de hijo bastardo en este ámbito. Pero no me quejo porque nadie me obligó. Como me dijo el policía, yo no había venido a España a escribir. Pero escribo. Pago para que se me publiquen mis obras, no tengo vergüenza de reconocerlo. Cuando recibo un poco de dinero saco uno de los manuscritos que tengo pendiente. Así lo haré siempre. Ya sabes que los negros somos muy rebeldes por naturaleza, a pesar de las apariencias. Esta situación puede que me entristezca un poco, pero te puedo asegurar que no me desanima ni me preocupa lo mínimo. Sé que mis hermanos africanos y yo que estamos en este oficio, hacemos lo que nos gusta. Y lo que nos gusta es escribir. Es decir “fotografiar” las experiencias, las crónicas. Y estas fotografías para mí, son mis hijos/as mulatos/as.


Storie Migranti

2 comentaris:

Pilar ha dit...

T'agrada el color negre; sempre el tens pressent.
Alabo el teu bon gust!
Una abraçada, Macondo.

Macondo ha dit...

Tinc present tots els colors, o si més no ho intento.
Una abraçada.